martes, 15 de abril de 2008

Como los ojos de una cebra hastiada mirando la extensión gigante
de una llanura amarilla en el momento en que el sol sale a asesinar
el recuerdo de tu rostro se desliza, se esconde
en el resplandor de tu vestido azul sobre mi piel, en imágenes
furiosas donde conservo la visión graciosa de tu perfil vacío
sobre la limpia oscuridad del cielo nocturno sin nubes
y en mis oídos donde resuenan tus palabras cargadas de intención
como un solitario y continuo resquebrajar de carámbanos de hielo
en una caverna esperando con impaciencia el rompimiento del alba.

Escrito por Carlos Mayhua.

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